Día 1º de mayo,

Día 1 de mayo, festividad de San José Obrero, reivindicación laboral de la clase trabajadora y 120 aniversario reivindicativo-laboral de CCOO en el 1º de mayo: fiesta y demanda de respeto, equidad y reparto de riqueza nacional a través del trabajo en la sociedad española.

La festividad de San José Obrero se abriga al fundamento del Papa Pío XII, en honor al carpintero-constructor, padre del Profeta Jesús, de lejanos orígenes festivos al 1º de mayo de 1955. El fundamento festivo del siglo XX, sin embargo, acoge la nueva diversión obrera que nace con motivo de homenajear al obrero y dar un cambio distinto al caríz que ha tomado la Revolución Industrial, la explotación del proletariado, las manifestaciones y los tumultos en general. Con ello, el Papa Pío XII pretende valorar la acción laboral de los más vulnerables y a la vez rebajar las tensiones sociales que derivan de la falta de recursos económicos y conllevan agravios, enfrentamientos y revueltas callejeras de todo tipo. Pío XII fundamenta aquella fiesta-santoral-religiosa en la bondad espiritualidad, el bien y el provecho productivo que llevado por la senda de la equidad beneficiaría al conjunto de la sociedad. Para ello coloca de ejemplo, en nombre y homenaje, al padre originario del trabajo, representante de la iglesia católica: San José.

Con la fiesta del trabajo y el logotipo de un hombre santo que representa la moral, el Papa pretende dignificar la acción y el sacrificio del proletariado en general, a través de la figura de un miembro histórico y respetado, del Linaje de David; Mateo 1: 1-17 y Lucas 3: 23-38, José: esposo de María y madre de Jesús de Nazaret. Sin embargo, con el paso del tiempo, sin olvidar el pasado reivindicativo de los americanos en muy anterior y ya mencionada fecha, aquella fiesta, y sobre todo aquel logotipo de “San José Obrero: patrón del proletariado” serían muy bien aprovechados por las clases trabajadoras para auparse al carro de su propia fiesta y reivindicar nuevos y más fructíferos derechos: mejoras laborales, salubres y salariales en general, a nivel mundial.

Para ello, volvemos los pasos atrás y comprobamos que los principios reivindicativos se fundamentan, o se enumeran, sobre otras fechas anteriores... En la ciudad de Chicago, por ejemplo; allá por noviembre de 1884 se celebraría el IV congreso de la American Federation of Labor. De aquél congreso surgiría la proposición sindical y el inmediato traslado a la patronal de las reivindicaciones obreras que allá se hubieron concertado. Con cuales los obreros “se evadirían” de la marginalidad, la sobreexplotación, e incluso de la hambruna y acapararían el respeto social, salarial, patronal y productivo para una nueva jornada laboral más justa: de 8 horas. Cuya consecuencia, en contrario, hallaría el camino de las manifestaciones públicas y de la huelga que los trabajadores formalizarían para el día de la festividad de San José Obrero -concedido como fiesta del trabajo por Pío XII, setenta y un años después-, día ubicado en el calendario para el 1º de mayo.

A posteriori, en mayo de 1886, a dos años de la implantación reivindicativa americana, en la Haymarket Sguare de Chicago estalló un mortífero artefacto durante una manifestación obrera, por cuya causa perecerían varios agentes de la autoridad policial. La represión sería sangrienta, aunque en la investigación no encontraran responsables directos a quienes inculpar. Las autoridades, sin embargo, en su afán de castigar a lo bruto, la emprendieron contra los cabecillas: cuatro líderes anarquistas fueron acusados, detenidos, juzgados y ejecutados.

Pese a ello, la reivindicación obrera había encontrado su camino y el sustento en la festividad de su Patrón: San José Obrero -a cuya fecha otorgara el Papa Pío XII cualidad de fiesta del trabajo en 1955-. En consecuencia, aunque bastante tiempo atrás, a fecha de julio de 1889, en la ciudad de Chicago, se agrupa una reivindicación sindical sin precedentes que la Segunda Internacional instituye como día Internacional del Trabajo: en honor y recuerdo a los trágicos sucesos y a las ejecuciones de mayo de 1886. Cuya consecuencia directa sería la unión del proletariado y la propagación sindical reivindicativa y organizada a nivel mundial. Los americanos convirtieron aquella fecha del 1º de mayo en el día reivindicativo del trabajador, aunque una vez adoptado por la Asociación Internacional de los Trabajadores llegaría a las calles, a los centros de trabajo y a las empresas mundiales, donde como frente unido, de lucha común, permanece a día de hoy entre nosotros. A ello, no obstante, se sumaría, en auge, la Segunda Internacional de París, que también acordaría la celebración del Día del Trabajador para el primero de mayo de cada año: mucho antes de que el Papa Pío XII declarara la Fiesta del Trabajo, a partir del 1º de mayo de 1955.
Desde entonces ha llovido mucho y en exceso; y entre aquellas fechas y las de hoy surgirían multitudes de acontecimientos represivos, detenciones, persecuciones, torturas, ejecuciones… Aunque también logros sociales y beneficios laborales que dignifican la ya muy digna acción del antiguo proletariado: obrero asalariado en nuestra época.

Agustín Conchilla