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viernes, 28 de agosto de 2009

El último capítulo



Relato corto
Cada mañana al asomarme a la terraza la veía leer, siempre el mismo libro, pero jamás alzaba la vista. A veces se tomaba un tazón de café, o leche o té, no sé. De lunes a viernes ella siempre estaba allí de 10 a 11 de la mañana. Una hora que se estaba convirtiendo en un aliciente, en un motivo, para un hombre que está en silla de ruedas. Cuando indiscretamente usé los prismáticos vi que el pasapáginas iba por la mitad del libro, y me sentía feliz. Una vez que tuve médico por la mañana, a la misma hora de la lectora, me llevé un gran disgusto porque no le puede ver.
Ella siempre estaba allí a la misma hora leyendo un libro que poco a poco se iba agotando. Me sentía feliz viéndola leer, a veces, envuelta sólo en una toalla, otras veces despeina. Hasta que un día me dio por coger otra vez los prismáticos y vi que incomprensiblemente iba ya por el final del libro, por el último capítulo, pasaba las páginas a toda velocidad, se le cayeron unas lágrimas, posiblemente por la emoción de la lectura. ¿Cómo me hubiera gustas conocer el título del libro?, para compartir su emoción, y sus lágrimas. Por qué lees tan rápido, me decía. Más lento..., más lento, me repetía. Una mañana pude ver que ya estaba finalizando el libro, en las últimas paginas, cerró el libro, se levantó, se marchó y jamás la volví a ver.
Por Ramón Fernández (28 de agosto)

Traducción automática:
Short story
Each morning when showing me to the terrace saw it read, always in the my book on a table, but never it raised the Vista. Sometimes a bowl was taken from coffee, or milk or tea, I do not know. Of Monday through Friday she siempe was there from 10 to 11 in the morning. One hour that was becoming an incentive, in a reason, for a man who is in wheelchair. When indiscreetly I used the prisms binocular I saw that the pasapáginas went by the mital of the book, and it felt to me happy. Once I had doctor in the morning, to the same hour of the reader, I took great disguto because it cannot see him.
It always was there to the same hour reading a book that little by little was exhausted. It felt happy seeing to me read it, sometimes, surrounded only in a towel, other times messes up hair. Until a day gave to take the prisms binocular me and I saw again that incomprehensibly it went already by the end of the book, through the last chapter, passed the pages at full speed, tears were calleron to him, possibly by the emotion of the reading. How had I you like to know the title the book? , to share its emotion, and its tears. So that you read so fast, it said to me. Slower…, slower, it repeated to me. A morning I could see that already the book was finalizing, in the last pages, closed the book, rose, one left and never I returned it to see.
By Ramon Fernandez (28 of August)

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