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lunes, 3 de marzo de 2008

La vida amorosa de Miguel Hernández



Por Ramón Fernández Palmeral


"El Lápiz de Miguel"
E

El domingo 30 de octubre del 2005 se cumplirá el nonagésimo quinto (95º) aniversario del nacimiento de Miguel Hernández, por ello celebramos el jubileo de su nacimiento al coincidir este domingo día 30 con el mismo día de la semana en que nació el poeta en la calle San Juan número 82 de Orihuela.


M
Miguel se relacionaba bien en el trato con el sexo femenino, tenía en su favor el don de la palabra, quizás el arma más poderosa y seductora que tiene a su alcance un don Juan o un Casanova. La primera chica de adolescencia con la que intentó noviar fue Carmen La Calabacica, que no quiere al joven Miguel, tal vez porque no era un hombre agraciado físicamente, no pasaba por un sex-symbol, no era alto (alto de mirar a las palmeras), era moreno y, de hecho, en la cara tenía ciertas marcas de un carburo que le estalló jugando de niño. Por el contrario tenía un gran poder de seducción cuando se le trataba personalmente. A Carmen parece ser que le dedicó unos sonetos de los años 1930, en los que va pasando del lenguaje platónico y mitológico-religioso al amargo del desencuentro.


También conoció en Madrid a la filósofa y pensadora veleña María Zambrano [1], seis años mayor que él. Se conocieron en la tertulia de Cruz y Raya de la calle General Mitre en su tercer viaje en 1934. También hay una fotografía de grupo en el homenaje dedicado Vicente Aleixandre en junio de 1935 donde aparecen Miguel y María. Sin embargo, creo que María no era una mujer destinada para Miguel por la diferente formación intelectual existente entre ambos, sino más bien, era una amistad pura y verdadera, una relación literaria. María llevaba tiempo recorriendo pueblos en las Misiones Pedagógicas, y ella es quien le presenta al escritor y periodista Enrique Azcoaga, además de haberle presentado a intelectuales y poetas como a Pablo Neruda, fue como su mentora. Miguel le dedicó el poema “La MORADA-amarilla” publicado en el último número 2, Virgen de Agosto, El Gallo Crisis, que salió en 1934, donde once veces se repite la palabra Dios en el poema. Miguel también asistía a las tertulias en la casa de María Zambrano en Plaza del Conde de Barajas. Después de las tertulias daban largos paseos juntos, porque ella pasaba por una crisis sentimental, luego se casó el 14 de septiembre de 1936 con el diplomático Alfonso Rodríguez Aldave, y marcharon a Santiago de Chile. María le dedicaría un artículo en El País, en 1977 titulado: “Presencia de Miguel Hernández”.


Antonio Gracia, comenta en la página 12, de Miguel Hernández: del “Amor cortés” a la mística del erotismo: «La lección hernandiana consiste en la superación de la incultura y las ideologías derechistas o izquierdistas, la iluminación y el aprendizaje en el dolor, su última escritura de la esperanza en el hombre...». Entiendo que el gusto por la poesía de Miguel reside en su obra, y en la admiración por su afán de superación de un hombre que salió de la incultura, más que por su militancia comunista en la guerra civil del Quinto Regimiento, o por la utilización de algunos grupos políticos y sindicales por su ideología, pasión y muerte en las cárceles franquistas, porque podría nombrar a muchos otros poetas o escritores que murieron en similares circunstancias, no en vano desde abril del 39 al 30 de junio del 44 murieron en las cárceles 192.684 personas [2].


Hay un cierto paralelismo con el erotismo de la poesía del uruguayo Julio Herrera y Reissig (1875-1910), a quien Miguel le dedicó “Epitafio desmesurado a un poeta”, con el bordón Quiso ser trueno y se quedó en sollozo. Julio Herrera fue un poeta eminentemente erótico al que sin duda, alguna, Miguel leyó con placer.


Os voy a hablar de sus otros amores, de las mujeres que conoció a riesgo de equivocarme, tras investigar su obra poética pasional y las investigaciones de Ramón Pérez Álvarez. No me voy a obsesionar en averiguar cual o cuales sonetos están dedicados a uno o a otro de sus amores. En El rayo que no cesa (1936), o (El amor que no cesa) quizás uno de los poemarios más pasionales de la literatura española, cuya simbología secreta es harto difícil de desvelar, y con cuyo texto más se le identifica, no nos revela el nombre de la amada ni a quién van dirigidas las quejas de su desamor insatisfecho, de sus desengaños amorosos. Quizás porque detrás no hay una sola mujer sino varias relaciones sentimentales. Aunque detrás de estas mujeres haya un único amor verdadero: la poesía. Para Miguel el amor no es inmoralidad sino una forma de atemperar sus desasosiegos biológicos, avanza en edad y quiere perpetuarse a través de los hijos como medio natural y simbólico de inmortalidad.


Miguel se lleva bien con las mujeres en general. Bien con Carmen Conde, la mujer de Antonio Oliver Belmás; con Concha Méndez, la mujer de Manuel Altolaguirre; con Delia del Carril, la mujer de Pablo Neruda; con Elena Garro, la primera esposa de Octavio Paz [3]; y también con María Teresa León, la mujer de Rafael Alberti, que una vez le dio una bofetada [4]. Quizás la sensibilidad de un yo femenino hernandiano y ontológico le hacia conectar con ellas. Sin embargo sus amores, por este orden son:

a) Josefina Manresa
Escribe Josefina: «Me estuvo pretendiendo Miguel desde el año [verano] 1933 hasta el 27 de septiembre del 34. Pasaba varias veces por la puerta del taller de la calle Mayor, en Orihuela, donde yo trabajaba de modista». Esta es la primera frase con que empieza el libro de Josefina Manresa Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández (1980). Al regreso del primer viaje a Madrid, Miguel trabajaba en la Notaría de José María Quilez. En septiembre de 1933 trabajaría en la de Luis Meseres. Josefina Manresa Marhuenda había nacido en Quesada (Jaén) en 1916, hija del guardia civil Manuel Manresa Pamies [5]. Josefina era una mujer sencilla de pocos estudios, trabajadora y educada en la austeridad propia de la familia de un guardia civil de segunda clase. Esta relación de noviazgo como cualquier otra, tuvo sus altos y bajos.

Tuvieron un distanciamiento en julio de 1935 (Pascua de Pentecostés) que acaba en ruptura. El 20 de junio, Miguel en una carta a Josefina le dice que es una mujer que no entiende sus ansias de mundo y que se aferra a una hipócrita moral provinciana.


Posteriormente y «siguiendo el conducto reglamentario» Miguel escribe al padre de Josefina para saber si ella está libre todavía y poder reanudar las relaciones de su noviazgo. La reconciliación llega en una carta de arrepentimiento del 4 febrero de 1936, es decir, unas semanas después de la salida a la calle de El rayo que no cesa, por ello se piensa que, como parte de los sonetos de El rayo… que se concibieron en el segundo semestre del 35. La dedicatoria del libro: A ti sola, en cumplimiento de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya. No podemos asegurar que esté dedicada a Josefina, aunque ella siempre dijo que era ella. Además nos encontramos con el dilema: ¿A qué incumplida promesa se refiere Miguel en su dedicatoria?


Miguel intentó convencer a Josefina para que creyera que el libro estaba dedicado a ella en exclusiva, en cumplimiento de la promesa de que algún día le dedicaría un libro, pero ella no era una ingenua puesto que, parece ser, que ella había oído rumores en Orihuela de sus aventuras amorosas en Madrid. Por eso Miguel le dijo que no hiciera caso a las murmuraciones de la gente, porque temía en la desconfianza de la joven Lo que sí es evidente que los poemas de Imagen de tu huella y El silbo vulnerado están inspirados en ella. Los otros dudosos amores llegaron después, durante la ruptura con Josefina desde julio del 35 a febrero del 36.


Entre los poemas dedicados a Josefina, recojo las notas de Francisco Esteve (2002,117): «Destacan, sobre todo, dos poemas amorosos dedicados a su novia... El primero lleva por título: “Primavera celosa” con la siguiente dedicatoria: “A mi Josefina querida. Miguel” (...) En el poema “Tus cartas son un vino”, dedicado “A mi gran Josefina adorada”, manifiesta Miguel su nostalgia por la ausencia de la mujer amada...».


Además de los poemas con dedicatorias explícitas a Josefina, existen otros poemas con versos con referencias implícitas a la joven: «que tiene la edad justa para que yo la quiera». Josefina quiso ser siempre el único amor de Miguel, como era lógico porque era su mujer, y por ello luchó siempre con dignidad y valentía auque algunos de los críticos, de los que se acercaron, tras la muerte de Miguel aseguraron de que era muy desconfiada. ¿A caso no tenía motivos?


Miguel y Josefina se casaron el 9 de marzo de 1937, meses después del asesinato de su padre en agosto del 36. Compartieron una larga relación epistolar, apenas estuvieron juntos unas semanas, ya que la guerra civil los separó. Luego estuvo preso desde el 29 de septiembre de 1939 hasta su muerte, y pasó por 13 prisiones. Creo que Ramón Pérez Álvarez fue injusto con Josefina, quizá por la animadversión que hubo entre ellos, en las opiniones que vertió éste sobre ella cuando escribió: «Josefina, desde noviembre de 1939 a junio de 1941, no visitó jamás a Miguel» [6]. Tiempo carcelario en que Miguel estuvo fuera de Alicante. ¿Podía ella trasladarse a todas las cárceles, teniendo un hijo de corta edad? Pero cuando ingresó en el Reformatorio de Adultos de Alicante ella se trasladó con su hijo desde Cox a casa de Elvira en calle Pardo Jimeno en Alicante, detrás del Reformatorio, pero se veían sólo desde las rejas.


Es a partir del 4 de marzo de 1942, cuando se celebra el matrimonio canónico, cuando la dejan entrar junto a Elvira a la Enfermería, ver las autorizaciones escritas del Centro Penitenciario [7].


Pero gracias a Josefina, y a esa desconfianza, que conservó el legado del poeta que se encuentra en el Centro Hernandiano de Estudios e Investigación de Elche, bajo la celosa vigilancia de su director Rafael Navarro Mallebrera, los investigadores han tenido oportunidad de conocer a Miguel Hernández, a veces, no en la misma reciprocidad en que ella ofreció esas cartas o poemas inéditos. Para mí es una mujer que merece mi aplauso, porque siempre fue fiel a su memoria, valiente y no permitió actos o hechos que le desmerecieran.

b) María Cegarra
María Cegarra Salcedo, nació en La Unión (Cartagena), (no sabemos cuándo) fue la primera mujer perito químico de España, ejerció la docencia durante 40 años en Cartagena, obtuvo la cátedra de Químicas en la Escuela de Peritos Industriales. Además de poetisa, era amiga del matrimonio Antonio Oliver y Carmen Conde, fundadores de la Universidad Popular de Cartagena. María y Miguel se conocieron en el homenaje a Gabriel Miró Ferrer (Alicante,1879-Madrid,1930) celebrado en Orihuela el 2 de octubre 1932 y organizado por Ramón Sijé, alma del homenaje, cuyos primeros casos, según nos cuenta Vicente Ramos Pérez, se dieron en julio de 1931, el comité estuvo integrado por José María Olmedo, José María Pina Brotons, José María Ballesteros,

a quienes se les unió más tarde Augusto Pescador, Miguel Hernández y los de la Tahona. Previamente Sijé le dedicó a María Cegarra su conferencia «Oleza, Pasional natividad estética de Gabriel Miró», que leyó el 30 de septiembre de 1932 en la Universidad Popular de Cartagena (antigua Escuela de Comercio) [8].


La vuelve a encontrar a comienzos de 1933 cuando Miguel fue a la Universidad Popular de Cartagena a presentar Perito en lunas. María no le presta demasiada atención, no lo considera el hombre de su vida. María es unos años mayor que él. Hubo una amistad de tres años.


Miguel, después de su ruptura sentimental con Josefina, se refugia en las cartas de María Cegarra, le hace una visita a Cartagena (26 y 27 de agosto 1935), donde le llevó unos sonetos ya escritos de El rayo que no cesa, que da título al soneto número 2, «... con todo el fervor de Miguel». Por ello María Cegarra siempre creyó ser la destinataria de la dedicatoria del libro, y así se hace constar en algunas seudo-biografías. Se inicia una relación epistolar o flirteo epistolar, ya que él necesita una musa donde desahogar sus pensamientos amorosos (el amor cortés). José Mª Rubio Paredes publicó tres cartas en 1988. Ella es una mujer inteligente y comprensiva que le escucha, que le sabe entender. María dejó de escribirle, y por ello se sintió muy dolido como se ve en la carta que escribiera al matrimonio Oliver en octubre de 1935: «Por lo visto, tampoco tiene interés conmigo...».


Cuenta Pérez Álvarez (La Lucerna nº 29, 1994), que recibió una carta de María Cegarra de fecha 28 de enero 1979, en la que le dice que poco puede aportar a la biografía de Miguel, «pues mi amistad fue breve, apenas iniciada la terminó la guerra, y ya no nos vimos más. Conservo de él el grato recuerdo de su inteligencia y bondad». Además le decía que guardaba sus cartas que eran para ella un gran tesoro pero decidió que no fueran del dominio público. Las cartas aparecieron a la muerte de María en la que había declaraciones de amor, un amor puro, y reproches de por qué ella no le contestaba a sus cartas.
A María le agrada Miguel por su inteligencia pero no como posible enamorado o partido. María como poetisa pertenece -como dice Carmelo Vera- a la llamada generación del 27, aunque por obra publicada a la del 36. Es autora de Cristales míos (1935), con prólogo de Ernesto Giménez Caballero, dedicados a su hermano Andrés (de larga y fatal muerte). En 1978 apareció su segundo libro Desvaríos y fórmulas, inspirado en sus años de docencia. Y en 1987 publica Cada día contigo.


Tampoco creo en un amor platónico o petrarquista que se ha escrito, sino en una corta relación afectiva epistolar.


Falleció el 26-03-93 en Cartagena. No hay constancia de que escribiera sus memorias, aunque la verdad ha sido una escritora injustamente olvidada.

c) Maruja Mallo
La pintora surrealista gallega Maruja Mallo se llamaba María Gómez González-Mallo, hermana del pintor Cristino Mallo (eran 14 hermanos). Nació en Vivero (Lugo) el 6 de junio de 1902, falleció en Madrid 6 de febrero 1995 [9]. Ocho años mayor que Miguel. Hija de un funcionario de Aduanas. Estudio Bellas Artes en Madrid donde se relacionó con residentes de la Residencia de Estudiantes: Pepín Bello, Dalí y Buñuel, estos a su vez le presentaron a Federico García Lorca, El Deseado. Un día el influyente crítico Melchor Fernández Almagro le dio el espaldarazo definitivo recomendándola a José Ortega y Gasset, y se le organizó una exposición en los salones de la Revista Occidente. Viajó a París en 1932 conoció a Magritte, Max Ernest y De Chirico, participa en tertulias con André Breton y Paul Elouard.

En 1934 ocupa en Madrid una cátedra en la Escuela de Cerámica, otra en Instituto de Segunda Enseñanza y otra en la Residencia de Estudiantes. La conoció a primeros de 1935 en Madrid, posiblemente se la presentó Paco Díe (Francisco Díe García-Murphy) o Benjamín Palencia, aunque la pintora también era muy amiga de María Zambrano, ambas escandalizaban el Madrid intelectual de la época, cada una a su manera.


Y según los investigadores, esta mujer vanguardista y redimida fue quien le inició en su despertar de los primeros juegos sexuales, puesto que ella parece ser la liebre libre y loca, del poema 15, o la soneto 8 escribe: Entro y dejo que el alma se me vaya por la voz amorosa del racimo, o soneto 28 amorosa fiera hambrienta.

Se le reconocían amores libres con el poeta Rafael Alberti a finales del 27 a la que dedicó el poema: La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo. Anteriores a su relación con la que fuera su mujer María Teresa León, mujer de gran personalidad. Escribe Camilo José Cela: «Miguel Hernández y Maruja Mallo tenían amores e iban a meterse mano y a hacer lo que podían debajo del puente...» [10]. Esto sucedió en La Poveda, en el río Henares, saliendo de la estación del Niño Jesús. La pintora y él colaboraron en la escenografía para Los hijos de la piedra, basado en los sucesos de Asturias, trabajo donde seguramente debieron intimar. También hubo escapadas, una por los campos de Morata de Tajuña.


Maruja fue muy conocida entre los intelectuales de la época como José Ortega y Gasset, además de la exposición le pidió dibujos para la Revista de Occidente, pues de alguna forma esta pintora vanguardista representaba y contribuía a desarrollar gráficamente las pretensiones políticas del filósofo. Fue protegida por Ramón Gómez de la Serna, que ya en el exilio de Buenos Aires le escribió una corta biografía en 1942, donde después de la guerra civil se habían exiliado, de cuyo descatalogado libro se encuentra actualmente una copia en la Biblioteca Pública de Asturias, según me informó Aitor L. Larrabide. Ella también dio viñetas para la revista Silbo de Ramón Pérez Álvarez, gracias a la recomendación de Miguel, con la que ya tenía una amistad íntima, en el número uno de Silbo aparece el dibujo vanguardista de Maruja (una mujer con una espada en la mano derecha y un pez en la izquierda) ilustrando el poema «Al que se va».

El 6 enero de 1936, en el campo de San Fernando del Jarama paseando Miguel con Maruja Mallo, la guardia civil le pidió la documentación y como no la llevaba encima salió corriendo y lo detuvieron por sospechoso. Le dieron golpes y le amenazaron con la culata de los fusiles –contó Mª Teresa León- por resistirse. Diez días después hubo una nota de protesta en El Socialista a favor del poeta, firmada, por los intelectuales más destacados.


Maruja formaba parte de la llamada «Escuela de Vallecas» fundada por Alberto Sánchez y Benjamín Palencia, éste último le hizo un retrato a plumilla de Miguel tocando la armónica, pues pensó ilustrarle El silbo vulnerado, que no llegó a editarse. Miguel escribió a Benjamín a finales de 1934: «Estoy acabando de terminar un libro lírico, “El silbo vulnerado”, un libro como tú me pedías, de pájaros, corderos, piedras, cardos, aire y almendros...». Aitor L. Larrabide escribió unos apuntes sobre la «Escuela de Vallecas» y MH, en La Lucerna, nº 25, abril 1994, en el que hace una aproximación al concepto plástico de esta escuela madrileña, porque Palencia y el escultor Alberto Sánchez hacían un recorrido por el barrio de Vallecas hasta cerro Almodóvar que bautizaron como “Cerro Testigo”, a partir de los años 27, y recogían todo tipo de materiales que tuvieran un sentido plástico.


Yo creo que se ha derramado más tinta tipográfica sobre esta supuesta escuela que la escuela en sí misma pudo aportar al arte vanguardista de los años 30, que fueron las verdaderas intenciones de un grupo de artistas contemporáneos y no cohesionados, que no tienen obras representativas. Una idea que no llegó a tener realidad, ha sido un tópico.


A Maruja se le considera, por coincidir su relación afectiva con el tiempo de creación de los sonetos, la destinataria de la mayor parte de El rayo... (no de los que tienen parangón con Imagen de tu huella o Silbo vulnerado).


En 1937, regresó a su tierra gallega y estuvo en Vigo, desde allí pasó a Buenos Aires, donde vivió casi 30 años, hasta 1961, que regresó en un primer viaje, y luego en 1965. Tenía miedo porque había escritos artículos crudos sobre le etapa de la guerra vivida en Vigo. Y publicados después en La Vanguardia. Artículos que le hubieran costado la cárcel o penas de muerte en el franquismo. Según José Luis Ferris [11] es la pintora más extraordinaria de la vanguardia española y la más desconocida e ignorada.


En Argentina viajó a Chile, era amiga de Neruda y de Gabriela Mistral. Pintó cabezas femeninas con aspectos masculinos y perfiles clásicos casi griegos, como una forma de recordarnos las razas, retratos que vendía a un judío joyero Samuel.,..


Regresó a España, fue ignorada por completo, y conocemos su vida gracias a una entrevista monográfica que le hizo la televisión de Madrid. Documentos que nos ha servido para documentar este artículo. Y que fue visto por el articulista el día 31 de enero de 2005, en la CAM de Alicante.

Ella fue un amor salvaje, casi brutal, básicamente humano.

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NOTAS

1 - (Ver el monográfico número 2 de este libro). Ver Ponencia de Alfonso Berrocal pp.413-422, de las Actas del II Congreso Internacional, 2003.
2 - Cifra oficial facilitada por el Ministerio de Justicia, cita tomada de la pg. 10 de Proceso y expediente contra MH, de Miguel Gutiérrez Carbonell. Editorial Compás, Alicante, 1992. A su vez tomada de otra de Mariano Barbero en “Política y Derecho Penal”.
3 - “Elena Garro-Miguel Hernández. Una emotiva amistad”, por Ramón Pérez Álvarez, en Hacia Miguel Hernández, Orihuela, 2003.
4 - Pag.108. (Hacia Miguel Hernández, Orihuela, 2003). Cuenta María Teresa León: «Días antes yo había discutido violentamente con él: no tienes ningún derecho a hablar así de una mujer y extender su juicio a todas las mujeres de la Alianza». Se refiere a 1939 y a la Alianza Intelectuales Antifascistas. María Teresa León Goyri nació en Logroño el 31-10-1903, falleció en Madrid 13-12-88. Era hija de un coronel del Ejército. Se casó con Gonzalo de Sebastián y tuvo dos hijos de quien se divorció, casó por lo civil con Rafael Alberti, tuvieron una hija: Aitana. Padeció Alzheimer y fue ingresada en Ballesol en 1982.
5 - Manuel Manresa Pamies nació en Cox (Alicante) el 6 de julio de 1889. Hijo de Juan y de Gertrudis, reemplazo de 1910 para servir como soldado durante un tiempo de doce años. Ingresó como soldado en el Regimiento de Infantería San Fernando número 11 de Alicante el 5 de marzo de 1911. Fue destinado a Melilla y sirvió durante tres años en el Protectorado español de Marruecos en el Rif y fue condecorado. Ingresó en la Guardia Civil el 1 de agosto de 1915. Fue asesinado por milicianos en Elda el 13 de agosto de 1936. (ver artículo de Ramón Fernández en El Eco Hernandiano números 3 y 4. Artículo nº 5 de este libro).
6 - Página 29, (Ibíd.)
7 - Páginas 88-93. Proceso y Expediente contra MH, Miguel Gutiérrez Carbonell, Edi, Compás. (Al), 1992.
8 - Sobre esta conferencia hizo un estudio preliminar José Antonio Sáez, (C. Batarro,núm.1).
9 - Sobre la fecha concreta de nacimiento de esta pintora, hubo errores, en varias reseñas se dice que nació en 1908, y otras que en 1909 (Escuela de Vallecas). Lo más acertado es pensar que naciera en 1902 ya que si en el año 1926 terminó Bellas Artes, tenía 24 años, edad lógica. Falleció en una clínica geriátrica de Madrid, tras permanecer casi diez años amarrada a una cama por haberse fracturado una cadera.
10 - Memorias, entendimientos y voluntades, Espasa-Calpe, Madrid. 2001.
11 - Maruja Mallo, La transgresora del 27. Temas de Hoy. José Luis Ferris.

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