Por Agustín Conchilla.
El Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcava, impone seguridad y armonía constitucional y ordena cargar, detener, sancionar, confiscar y acongojar a los transportistas en su tercer día de huelga.
El Ministro del Interior, Sr. Pérez Rubalcava, ha sacado pecho, tropa y armas, así como talante opresor con los huelguistas que paralizan la actividad económica del país. Al ministro y al gobierno en pleno se les va el asunto de las manos y han de usar la fuerza bruta, a través de la que anuncian medidas drásticas: medidas de firmeza represiva contra los huelguistas, en defensa de la ley y del orden público, añade el ministro en rueda de prensa ministerial. Para ello saca a la calle a más de una veintena de millares de agentes antidisturbios: “los mismos que en otro tiempo le cachiporrearan a él el lomo, por rebeldía e incitación a la violencia de masas obreras, sindicales y políticas”. Los antidisturbios cargan brutalmente contra los huelguistas que reivindican su legítimo derecho a vivir del trabajo renumerado en dignidad de justicia, de económica eficaz y de un mercado asequible al baremo de costes y beneficios productivos. Mientras tanto, la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez Arza, les niega la tarifa mínima que presuntamente salvaría al sector transporte y pondría fin a la reivindicación y a los altercados...
Para solución de la seguridad del tráfico y de la libre circulación el Ministro Rubalcava ha ordenado a los agentes que confisquen las llaves de apertura de puertas y arranque de motor a conductores y propietarios, y decenas de vehículos son retirados por miembros de la guardia civil, bajo sanción de tráfico y pérdida de puntos de carné a los conductores originales, previo anuncio represivo del Ministro Rubalcava en rueda de prensa ministerial –argumenta un veterano cabecilla de piquete huelguista, a la puerta del centro de distribución de mercancías alimentarias de Alicante: Mercalicante-. Sin embargo, añade, se da la circunstancia que este mismo ministro promueve medidas restrictivas que retrotraen los derechos de habitantes de la nación española y su libertad. La merma de derechos a que alude el cabecilla del piquete de Mercalicante provienen de la implantación de normas administrativas que evitarían al ciudadano defender su derecho en histórico y consabido recurso sancionador, y por ello se vería abocado al pago de la multa sin poder ejercer uno más de sus derechos constitucionales en la nación que le asiste por derecho de justicia cívica, administrativa y procesal. Entre las mencionadas sanciones se encuentran las desorbitadas que la administración impone a los transportistas –prosigue el cabecilla huelguista–; sanciones que agravan la difícil situación económica por la que cruzan por el umbral de la miseria. Sin embargo, y a pesar de la sinrazón ministerial y de la propia dureza de las legítimas reivindicaciones, también los transportistas que he podido consultar en otro punto: a las puertas de la central distribuidora de petróleos de la ciudad de Alicante, exponen que no olvidan el sufrimiento del pueblo porque son parte del propio pueblo, aunque por deriva de reivindicación les trasladen las consecuencias directas de la huelga y la falta de suministro en los comercios. Por ello, y aunque por su propia subsistencia necesitan proseguir con la reivindicación piden apoyo social y comprensión para salir de la marginalidad en que se ven envueltos, o en contrario le verían las orejas al lobo por trabajar en situación de Dumping: al sistema Dumping se le conoce por trabajo bajo coste de mercado que equivaldría a pagar el fruto del propio trabajo. En consecuencia, y aunque a través de tan fatídico sistema pudieran abastecerse los mercados en suficiencia momentánea, sería pronta la ruina del empresario transportista e imposibilitaría el abastecimiento futuro a los subsiguientes mercados nacionales e internacionales.
Por otro lado, da la impresión que al Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcava se le ha ido la libertad reivindicadota del marco democrático y de la mano, “aunque aún no camine bajo Palio -argumenta el cabecilla huelguistas, ni Junto a Rouco Varela”, añade-. Pese a ello, parece latente que el ministro actúa en similitud al talante represivo e intimidatorio del pasado y del régimen dictatorial de Francisco Franco Bahamonde. En tal acometida de fuerza represora y demostración de fuerza bruta que saca a la calle en libertad y democracia, el ministro emplaza a las autoridades policiales a requisar las llaves y los propios vehículos de los transportistas, así como a sancionar duramente y retirar puntos de los carnés a quienes ocupen arcenes y calzada. En tal discurrir de acontecimientos podemos congratularnos –expone el cabecilla de piquete– de las hemerotecas y del recuerdo histórico por cual conocimos y los más veteranos sufrimos que libertad no es sinónimo de mordaza ni de carga policial. También sabemos que los políticos que nos gobiernan y reprimen el derecho reivindicativo –sigue exponiendo el veterano cabecilla de piquete huelguista–, que los que antes corrían delante de los grises, cortaban carreteras e incendiaban barricadas y apedreaban a las autoridades, no eran transportistas, sino el propio Rubalcava y multitud de seguidores socialistas...
Por ello, con todo mi respeto a las clases políticas y a las autoridades, y previa información de primera mano y de boca directa de los propios huelguistas, he de añadir que aquellos que ahora reprenden el derecho a la huelga, son los mismos que históricamente la implantaran y la defendieran a la salvajada del garrote, del fuego en la vía pública, de cortes de carreteras, de algarabías diversas y de piedras en mano y lanzadera. Esos mismos que destrozaban cuánto podían o les pillaba al paso, y anteponían la huelga sectorial al derecho del resto de los ciudadanos de llegar al estante del mercado en constantes reivindicaciones partidistas, obreras o políticas en general. Aquello lo ejecutaban a fuerza bruta y salvaje, con miras a conquistar y doblegar la voluntad de los mandatarios del Estado Español por la persuasión (…), de la lucha social, a través de llamamiento a la incitación y al desorden público en general… Aquellos incitadores a la violencia que hoy dosificamos en mayor medida –expone el mencionado cabecilla de piquete a las puertas de Mercalicante– eran los mismos que ahora nos gobiernan y reprimen nuestro derecho a la huelga de transportistas autónomos y empresarios. Los mismos que en otro tiempo enaltecían los ánimos de las masas obreras para conseguir objetivos a través de mediación salvaje y violenta –prosigue el cabecilla del piquete–. Aquellos que hoy nos limitan y nos reprimen son parte directa de quienes crearan, apoyaran e invocaran al llamamiento social para enaltecimiento de las masas, así a colocación de barricadas incendiarias en tiempos lejanos, además de otros modales poco gloriosos en tiempos no tan distantes... Los ciudadanos de buena fe deseamos olvidar y ya hemos olvidado que los políticos que nos gobiernan –añade el veterano huelguista– todavía son los de una generación que corría delante de los grises, se enfrentaban a ellos, los apedreaban y destrozaban el mobiliario urbano que encontraban al paso... Aunque tampoco debemos remontarnos –prosigue el huelguista- a tiempos tan lejanos para comprobar que algunos de aquellos veteranos todavía usan el fariseísmo para tirar la piedra y esconder la mano. Y en el mismo sentir de recuerdo –añade el huelguista veterano– quisiera recordar que el Ministro Rubalcava aún ha de preservar el móvil de amarras muy cercanas: “el de su cometido antiestético” y aquél que en la Primavera de 2004 usara para alimentar el odio, el desorden público y la inseguridad ciudadana, bajo concentración de multitudes enfurecidas y enaltecerlas aún más frente a la sede del partido contrario, entonces en el poder, y hoy en la oposición...
