El señor Manuel Rodríguez de Málaga es muy finolis, me hubiera gustado haberle visto allí en el Colegio San José de Pozos Dulces, en los años cincuenta seguro que sería de los que orinaban en los pantalones cortos sin calzoncillos, así de sencillo... Aquello era muy duro, sobre todo para un crío indefenso, y el padre Mondéjar diciplinaba o pegaba con una goma porque a mí me dio una vez. Las peleas en la puerta del colegio eran diarias, me río yo del acosos escolar de hoy en día. Un día sí y otro no, llegaba a casa (vivía en el Muro de las Catalinas nº 4, edifico hoy desaparecido, en el barrio de las putas, mi madre no lo era) con un ojo morado, un moratón o un arañazo en la frente, ¿o pongo cara para que no coincida con la frente de la frase siguiente?. En frente del Colegio había un restaurador de sillas, ponía respaldos de libras vegetales, y cuando salíamos, el dueño cerraba la puerta...
(De todas formas agradezgo al Sr, Rodríguez el esfuerzo que se ha tomado en leer mi texto e intentar reordenar mis recuerdos y las faltas de "aseo" del texto, e intentar analizarlo filológicamente, se nota que ha ido a colegio de pago, y cambiar la verdad sin haber estado allí y mejorar la imagen del jesuita padre Modéjar, del que, en verdad reconozco su labor medagógica extraordinaria. En aquellos años todos los esfuezos educadores eran pocos, los hijos de los ricos o de papá iban al Instituto de la Rosaleda y luego a la Universiad de Granada. Los críos de barrios éramos un salvajes, yo era hijo de un millonario pero vivíamo allí por deporte, viviamos de ghetos, no te se ocurría salir solo de tu barrio, ni te se ocurría acercarte a calle Mármoles, Perchel o el Burto, te apedreaban los otros críos casi siempre en grupos de 7 ú 8).
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Mensaje enviado por Manuel Rodríguez
Por circunstancias casuales, que no vienen al caso, he leído "los nefastos recuerdos que don Ramón Fernández Palmeral tiene de su paso del colegio San José Obrero (España) el 30 abril 2005" contenidos en este enlace.
Sin pasar por ese centro conocí al Padre Mondéjar. La labor formativa que ejerció en Málaga solo tiene parangón con la llevada a cabo por otro sacerdote, D. Jesús Corchón, en el Ave María. Dos sacerdotes, no malagueños de nación pero sí de ejercicio, que por su buen hacer en la formación de los niños y jóvenes de Málaga, merecen un monumento.
También he tenido alumnos y compañeros formados en la EFP San José, la escuela del Padre Mondéjar. Su solidez intelectual y moral derivaba de una extraordinaria y completa formación cultural, técnica y humana recibida en su niñez y adolescencia.
La falta de aseo del escrito del Sr. Fernández Palmeral, impropio de un escritor, según reza la ficha, me hace dudar de su contenido. Tiene demasiada visceralidad, que no se corresponde con una exposición serena de su biografía.
Así cuando dice: "mi padre me metió en el colegio". Impropio de un intelectual aseado quizá debió decir "inscribió" "matriculó" o alguna equivalente. Lo ven, falta de aseo.
Así cuando dice: "un cura con sotana talar", es una redundancia innecesaria ya que por su estructura, llegar a los talones, la sotana es talar. Luego el talar sobra. Distinto hubiera sido que hubiera escrito: "un cura con traje talar", que es una sotana. Eso es probable que lo ignore. Lo ven, falta de aseo.
Así cuando dice: "Empecé estudiando el oficio de mecánico ajustador• luego delineante proyectista", eso no es falta de aseo; es rigurosamente falso. Con diez años no se puede empezar el aprendizaje de mecánico ajustador. Entre otras cosas porque no alcanza al banco. No se sabe cuanto tiempo encierra el "luego". Casi al final de su escrito dice: "Menos mal que a los dos años mi padre compró una casa en Coronel Osuna" Según eso él estuvo allí con 10 y 11 años. Con esas edades se estaba en primaria no en una Escuela de FP.
Refiriéndose al alumnado de la Escuela dice: "adonde acudía la peor escoria de cada barrios malagueño". Con esta aseveración se autodescalifica. La escuela acogía a hijos de obreros y niños muy pobres.
Que la pobreza sea escoria humana es una manifestación deleznable. Lo que me extraña es que los dos comentaristas, antiguos alumnos de San José, no hayan respondido al sentirse calificados como escoria.
Dice que el colegio está "en Pozos Dulces (…) muy cerca de la iglesia de nuestro Santísimo Cristo de los Viñedos"; este "nuestro" da a entender que el autor pertenece o ha pertenecido a la Hermandad de Viñeros, no de "Viñedos", hecho, que si lo es, se manifiesta incongruente con la afirmación anterior de llamar "escoria" a los alumnos que no eran él.
Dice también: "de mi paso por este Centro no conservo ni siquiera la foto recuerdo con el mapa de España detrás de mí, como era de costumbre en la época, fotografiarse en el despacho del director". Las fotografías, que dice, no se hacían en las escuelas de formación Profesional sino en la escuela primaria lo que prueba que no pudo estar, con esa edad aprendiendo "mecánico ajustador". Tampoco debían ser un negocio, antes bien, constituían un recuerdo de los años escolares. Como hoy.
También dice: "en la casa no se cabíamos, y, por la maña ya te echaban afuera, a jugar a las bolas (canias) o al trompo" (…) "pero que no nunca me enteré" (…) "la correa del ventilar de un coche" (…) "una especie de demostración cerebros" (…) "antes de entra" (…) La falta de atención en su forma de redactar y escribir, prueba el poco cuidado mental de sus recuerdos. Lo ven, falta de aseo.
Merece la pena detenerse en esta cita un poco más larga: "Por las tardes había clases prácticas de mecánica en el taller, por lo general, nos encargaban fabricar una pieza geométrica de un trozo de hierro dulce, lo diseñabas primero con tiza y agua, y luego le sacabas el poliedro limando horas y horas". En ajuste no se "diseñaban" las piezas, se trazaban. El diseño es creación, invento. El trazado es reproducción de algo existente.
La imprecisión de su lenguaje prueba la imprecisión de sus recuerdos. Sigue
diciendo: "Un día que me despisté de vigilar la pieza, el compañero de al lado me echó saliva sobre la pieza que tenía en el torno, y esto es lo peor para el hierro dulce, luego no se puede limar". Aquí dice una falsedad; quizá por ignorancia o por la falta de atención en lo escrito que antes he reseñado. En el torno (máquina) no se trabaja con la lima ni se hacen piezas poliédricas. Puede que en vez de "torno" quiera decir tornillo de banco que es donde trabajan los ajustadores.
Continúa diciendo: "Y los alumnos del bachiller eran corderitos comparados con los salvajes del San José Obrero". Vuelta al desprecio hacia las personas que asistían a las clases de San José que procedían de los barrios pobres de Málaga. Les llama además de "escoria", "salvajes". Sigue extrañándome que los comentaristas, alumnos que fueron, no se hayan dado por aludidos.
Finalmente dice: "pero la verdad es que no me atrevo, no puedo, no soy capaz de superar el trauma de aquella época escolar traumatizadota". Ese será su problema que tengo la sensación, es fingido. Por esa época pasamos millones de personas que ni la sienten ni la han sentido traumatizadora.
Como conclusión diré que en su escrito percibo una intención torticera; fabula sobre recuerdos irreales. En su perfidia arremete, y no sé porqué, contra una persona que no puede defenderse, murió hace tiempo, y contra una institución modélica, La Escuela Profesional San José, hoy centro de Secundaria que ha formado en sus aulas, y con su ideario, a miles de profesionales que hoy recordarán, con agradecimiento, la formación recibida. MR.
Artículo de referencia "Crónicas Malditas I"