Fernando de los Ríos, el despertador de almas dormidas

Fernando de los Ríos, el despertador de almas dormidas


NOTICIAS RELACIONADAS
La República y la cultura. Opinión
Unas jornadas homenajean al librepensador de Ronda, que comenzó su vida política en Granada como diputado y llegó a ser ministro

NOELIA M. ESTEBANÉ Otoño de 1912. Un grupo de intelectuales, entre los que se encuentran Federico García Lorca, Falla, Zuloaga, Fernández Almagro o Alejandro Otero, se reúnen en una de las soleadas casas del Paseo del Salón para debatir sobre lo que hasta entonces era una entelequia: conseguir la igualdad y la libertad. Un tema en el que el anfitrión de la vivienda, el socialista Fernando de los Ríos, tenía mucho que aportar. No en vano, llegó a convertirse en uno de los más ilustres pensadores del socialismo humanista español y sentó las bases de esta ideología, provocando incluso la escisión del ahora partido comunista.

En 2009, la ciudad de Granada rinde homenaje a la figura del político en conmemoración de un triple aniversario: 130 años desde su nacimiento (el mismo en el que se fundó el Partido Socialista Obrero Español), 90 desde su afiliación a la formación y 60 desde su muerte. Por ello, la Universidad de Granada, el Consejo Consultivo de Andalucía y CajaGranada organizan este mes una serie de jornadas sobre el librepensador, que comenzaron ayer en el recientemente inaugurado teatro Isidoro Máiquez de la entidad financiera.

La ciudad del cambio. Aunque el político nació en Ronda (Málaga) en 1879 y su infancia y adolescencia se desarrollaron entre Córdoba (donde cursó sus estudios de Bachillerato) y la ciudad de Madrid (en la que se licenció en Derecho), fue en Granada donde De los Ríos dio un giro completo a su vida con la eclosión de su faceta política. El malagueño llegó a la ciudad en 1911 (cuatro años después de doctorarse en la Institución Libre de Enseñanza), para ejercer durante 19 años la cátedra de Teoría Política de la Universidad de Granada.

En su discurso se entremezclaban distintos argumentos ideológicos, recogidos a lo largo de su vida, (el anarquismo de Fermín Salvochea o las enseñanzas a favor de la cultura de su tío y mentor Francisco Giner de los Ríos, entre otros). Pero fue el trato de la dictadura monárquica a los campesinos de la Vega granadina lo que hizo al republicano cambiar la docencia por la política. A modo de recompensa, el pueblo lo denominó "el despertador de las almas dormidas".

Como consecuencia, el ´granadino´ de Ronda se presentó en 1918 como diputado a las Cortes por el distrito de Granada, aunque no fue hasta el año siguiente cuando consiguió salir electo, convirtiéndose en el primer y único parlamentario andaluz hasta la Segunda República. Pero su visión contraria al pensamiento de la época también le originó que la clase conservadora granadina le volviera la espalda. Se dice, incluso, que las viejas se santiguaban a su paso.

El inicio de su carrera política en Granada coincidió con su entrada como miembro del PSOE, en mayo de 1919 y, dentro de la organización, tardó poco en ir subiendo escalones. De hecho, un año más tarde, De los Ríos fue uno de los elegidos del segundo congreso que el partido celebró para debatir la cuestión del ingreso en la III Internacional Comunista y fue seleccionado para viajar a Rusia, tras lo que abogó por el que el PSOE no ingresara en la organización.

Tras su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, Fernando de los Ríos fue uno de los tres socialistas que ingresaron en el gobierno de la Segunda República, él como ministro de Justicia y uno de los redactores de la Constitución de 1931. No obstante, fue bajo la cartera de Instrucción Pública donde De los Ríos pudo explotar sus capacidades. La política educativa del nuevo ministro apostaba por una educación laica, separada de la Iglesia, donde la cultura llegara a todos los ciudadanos.

Al estallar la Guerra Civil, fue enviado como embajador a París, donde proveía al ejército republicano de armas, y posteriormente a Washington hasta que terminó el conflicto. Derrotado, el republicano se desplazó a Nueva York, donde comenzó a dar clases como profesor de la New School for Social Research. Allí murió el 19 de mayo de 1949.

Reconocimiento tardío. Desde entonces, la labor de Fernando de los Ríos quedó empañada por los posteriores acontecimientos. La Guerra Civil, la dictadura de Franco y la posterior transición no han dejado ni un respiro para situar la figura del político donde se merece. No ha sido hasta la actualidad cuando Granada comenzó a pagar su deuda con De los Ríos: una cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada y una calle en la que se alza una estatua del republicano llevan su nombre, que también justifica numerosos actos y conferencias.

.............AMISTAD CON GARCIA LORCA.............
En 1915, Federico G. Lorca Inicia sus estudios en la Universidad de Granada, matriculándose en Derecho y en Filosofía y Letras. Tiene como profesores a Martín Domínguez Berrueta, titular de Teoría de la Literatura y de las Artes, y a Fernando de los Ríos, de Derecho Político Comparado, futuro ministro de la Segunda República y cuya hija, Laura, se casará con Francisco García Lorca, ya en el exilio neoyorquino, en 1942. Forma parte de la tertulia del Rinconcillo, en el café Alameda de Granada. A ella asisten, entre otros, José Mora Guarnido, Constantino Ruiz Carnero, Francisco Soriano, Melchor Fernández Almagro, Antonio Gallego Burín, Miguel Pizarro, José y Manuel Fernández Montesinos, Hermenegildo Lanz, Ángel Barrios, Ismael González de la Serna…
En 1919 Fernando de los Ríos le recomienda para entrar en la Residencia de estudiantes.