España al furgón de cola en fracaso escolar.

Estudiar supone un gran esfuerzo. Entre los jóvenes estudiar está mal visto. Lo bueno es divertirse y ocio, mucho ocio. A más fracaso escolar menos posibilidad de empleo. Para que un país sea competitivo en un mundo globalizado donde solo sobreviven los mejores, se necesitan estudios superiores y master e idiomas.
La enseñanza es elevada en los colegios privados donde se exige. En cambio en los colegios públicos pasan a la voluntad del alumno, y además en muchos se estudia en barracones y sin mobiliario.
Enseñanza en manos de Consejerías autonómicas, es decir políticas, no es positiva.
El alumno hay que inculcarles la idea esfuerzo, educación e identidad, guste o no guste. Si un alumno fracasa es siempre una traición al Estado, porque pierde un valor potencial. Un joven español carece de identidad patria, por lo tanto el esfuerzo nada tiene que ver con él.
El conformismo es mala consejera. Libertad e igualdad sí, pero desde la competitividad. Ser español es un privilegio, pero también una responsabilidad. Pero a quien le importa ser un buen español.
Hay que restablecer la autoridad. Los alumnos se deben levantar a la llegada del profesor al aula. El profesor-amigo no tiene futuro.
Instrucción pública y competitividad estos son deberes inalienables si queremos ser un país occidental europeo. Sin riqueza educativa no hay progreso.