BOICOT O NO BOICOT A LOS JUEGO OLIMPICOS DE PEKIN.
Por Ramón Fernández
Durante la ceremonia de ayer de ignición de la llama en la ciudad griega de Olimpia para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, tuvimos ocasión de ver una pancarta con cinco grilletes en lugar de aros, detrás de Liu Qi, presidente del comité Olímpico chino, en un intento de llamar la atención ante el actual conflicto Tíbet-China.
Sin duda alguna, los líderes nacionalista del Tíbet, invadido hace cincuenta años por la tropas de Mao que entraron en Lhasa, han aprovechado la ocasión mediática de los Juegos Olímpicos para echar toda la carne en el asador sobre sus reivindicaciones de independencia histórica. Un boicot de los países participantes a los juegos como una protesta ante la matanza y represión policial de la policía china contra los tibetanos, es inviable en el mundo bélico en que vivimos. Sería un error histórico porque precisamente los Juegos, no son políticos, son una oportunidad para unir a los pueblos y no para separarlos, y ejemplo de convivencia global. Por esto y porque además todo es un negocio de miles de millones, el Comité Olímpico Internacional y su presidente, Jacques Rogge no pueden estar de acuerdo en el boicot, ni tampoco los líderes mundiales. Peor es lo que está haciendo el incalificable George Bush con la invasión de Iraq, quien ahora, tras provocar un genocidio, dice que ni había armas de invasión masiva ni tenía nada que ver con Al-Qaeda.
Un boicot a los Juegos, no sólo no solucionaría nada en el Tíbet, sino que tensarían las relaciones con este gigante mundial con báculo permanente en la ONU, y solo serviría para contentar a algunos de lo que no ha perdonado que le dieron al sede de los Juegos a Pekín.