Carta para Ramón Fernández:
Muchos fueron los que trabajaron con don Manuel Laza, y qué pocos fueron capaces de captar y ver el verdadero espíritu de Don Manuel. Vivimos en una sociedad ombliguista, egocentrista. ¿Eso es todo lo que aprendió de él? "yo estuve allí y no me nombran". A lo mejor alguien a estas alturas le habrá explicado el motivo de esa "lamentable no mención". Ojala viviera en todos nosotros ese espíritu libre de todo materialismo y egocentrismo, que tenía Don Manuel. Espero que aprendiera algo de su gran humanidad y bondad, solo por eso debiera sentirse orgulloso de haberlo podido conocer. Otros conocemos de él, por sus obras, y de lo que nos quejamos es de no haber disfrutado de su compañía y conocimientos de viva voz. Era un verdadero sabio. Un gran humanista y sobre todo se daba a los demás sin pedir nada a cambio, tampoco buscaba la Gloria y todo lo que tenía lo daba. ¿Cuantos podemos decir lo mismo?
Yo tampoco estuve allí y me hubiera gustado estar y lo de menos es salir mencionado en un libro de Don Manuel, lo importante es / fue conocerlo. Ya le digo que me cambio por usted. Esto es, haber vivido esa aventura de conocimiento con ese gran sabio malagueño, que algunos hemos descubierto después de su muerte, ya le digo una lástima.
Atentamente un discípulo póstumo de Don Manuel [firmado Mar]
Respuesta:
No me cansa recibir anónimos sobre este asunto, al contrario me rejuvenecen. No tengo sentido de culpabilidad por decir la verdad llanamente, y no entiendo qué me reprochan. No soy humilde, lo reconozco, ni yuntero, ni quiero serlo, a los humildes simpre les pisotean los caciques, a lo mejor peco de megalomanía.
Don Manuel Laza Palacio fue una excelente persona, tenía una bondad infinita, y lo mismo se codeaba con un obreros, con jovenes, que con un catedráticos o un ministros. Logró que cerámica prehistórica de la Cueva del Higuerón se pueda exponer en el Museo Nacional de Arqueológia de Madrid. Logró dejar amigos y discípulos incodicionales.
Aprendí mucho de sus enseñanzas arqueológicas "in sutus", mientras haciamo hoyos a marro sobre las calizas para luego meter los barrenos de dinamita o llevando cientos de carritos de escombros por las estreñas galerías de la cueva del Higuerón, hoy del Tesoro, hasta la insaciable sima de la sala del Suizo. Yo no fui el único que trabajó allí, fuimos muchos más.
Me siento orgulloso de haberle conocido en el verano de 1966, él se acordó de nosotros y me nombró en su histórico libro "El tesoro de los cinco reyes" (Málaga, 1967) y aquí se acaba la historia. El diario de excavaciones llega hasta el domingo 15 de diciembre de 1957. Las conclusiones previas les escribió el 3 de junio de 1969.
Después de años de excavaciones la cueva pasó a ser visitable al público, no sé si ha sino retable o no, ni me intersa.
Atentamente Ramón Fernández
(Página 24 de "El Tesoro de los cinco reyes", 1967)El prólogo del "Diario e excavaciones" Ayuntamiento Rincón de la Victoria (2005) dice: "El librito que tiene el lector en sus manos es, en lo básico, unos fragmentos de un Diario de excavaciones que se extiendió en el tiempo en las décadas de los años 50, 60, 70 y 80 del pasado siglo XX".
LEER el artículo: Yo estuve en la cueva del Tesoro
