PRESTO MI VOTO, SÓLO POR 24 HORAS

PRESTO MI VOTO, SÓLO POR 24 HORAS (…) ASAMBLEA CONSTITUYENTE, (…) UNA DEMOCRACIA NO TUTELADA

Nora, Nilda, ninguno de los tres, somos de aquellos iluminados que siguen pensando que cuanto peor, mejor. Ninguno de los tres estamos abonados a la teoría “revolucionaria” de la acción-represión-acción, hasta despertar, organizar y movilizar a las masas para asaltar los cuarteles de invierno. El peligro y la grandeza de la democracia está en que por más dúctil y manipulable que sea la opinión pública-publicada, en Democracia ya no cabe el “Todo para el pueblo sin el pueblo”, que un voto es un voto y a la hora de contar los votos, todos son iguales. Los tres sabemos por experiencia que los cambios sociales duraderos y profundos o los hace la cultura y la formación, la conciencia cívica, individual y colectiva, solidaria y combativa de las masas, del pueblo, o no los hace nadie.


Creo que hay que saber medir las fuerzas y los tiempos, que hay que saber dar un paso atrás, para sobrevivir y seguir dando la batalla, para reponer fuerzas y poder avanzar dando dos pasos adelante. Creo que una retirada a tiempo puede ser la antesala de una gran victoria y que en toda victoria se esconde el germen de la futura derrota. Creo que es muy difícil, si no imposible, el aprender en cabeza ajena. Creo que si queremos serruchar el árbol de la traición de la des-concertación, tendremos que plantar cien, mil, olivos y encinas y saber trabajar, abonar y regar el vientre fecundo de la tierra generosa para recoger sus frutos- las primeras aceitunas y bellotas- y esparcir la simiente a todos los vientos para que cada olivo y encina se multiplique por cien y por mil. Si hacemos lo que hay que hacer sin prisa y sin desmayo, con tanto valor como cautela o prudencia, no hará falta empuñar las hachas para tirar abajo el árbol putrefacto, que aislado, seco y solitario, al llegar las primeras lluvias de la primavera bastará con el soplo de vuestro aliento para arrancarlo de cuajo y librar a la madre Tierra del violador, del invasor.



Nora, Nilda, mi corazón y mi alma están con vosotras, a vosotras me debo, en vosotras me veo, me encuentro y reconozco, revivo, crezco y me realizo en el cálido abrazo de vuestro cuerpo, en el valor y la fuerza de vuestra razón, en el amor de vuestro verbo. Como Nilda me veo y me veré obligado a hacer abstracción de todo cuanto que me es más propio e inmediato para mirar el conjunto donde se libra la gran batalla y la Guerra del Imperio y las Multinacionales contra la Humanidad entera, para poder defender a quien/es uno más quiere, defendiendo la salud y la vida de la MADRE TIERRA. Y ello sólo es y nos será posible si uno/a, todos/as nos organizamos y nos preparamos para sobrevivir al ataque conjunto de las arpías y de los basiliscos, al sitio y las quijadas cainitas de los hijos del Sauron. Sólo lograremos ganar la batalla y la guerra contra las huestes infernales y la “invencible” maquinaria de guerra del Imperio, combinando y uniendo la fuerza de la razón y el valor de la palabra con la vista de las águilas y el valor de las leonas, la astucia de los zorros plateados, los dientes y las mandíbulas de los lobos de la taiga y de la tundra, el zarpazo y el abrazo del oso polar, los colmillos del Smilodon y la carga imparable de los mamuts blancos de Siberia.

Todos, y yo el primero, tenemos mucho que aprender para organizar y ampliar el radio de acción de nuestra propia base social. Sabemos que el camino se inicia al empezar a andar, subiendo todos a una desde la amplia base del árbol, de abajo hacia arriba, rama a rama, peldaño a peldaño, hasta alcanzar las altas copas y las agrestes cumbres de los más de ocho mil… Y seguir subiendo, por la escalera infinita del cielo, hasta llegar a la luna y besar las estrellas. Sabemos que hay que subir para volver a bajar, para regresar a los orígenes y tocar con los pies desnudos el suelo húmedo y generoso de la tierra, para SER, siendo la semilla que profundiza y arraiga en lo más hondo para brotar vigorosa, para crecer y dar sus frutos, resistiendo y sobreviviendo como el árbol de la vida, a todos los fuegos e inclemencias, al efecto de los rayos, a las hachas de los leñadores y sierras mecánicas de los madereros, a la embestida de los huracanes y a la codicia salvaje e inmisericorde de las multinacionales.

Y más allá de lo que son el uno u el otro, siendo cara y cruz, las dos caras de la misma moneda falsa, está lo que cada uno REPRESENTA y puede representar en un momento dado en el tablero nacional e internacional, sabiendo que al final si nos confiamos y les dejamos, “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando” .


Repito, hoy, visto lo visto y dicho lo dicho, con todo y pese a todo, entre la firme abstención, ese voto tan indirecto, como útil y seguro, incondicional para USA y su Imperio y el voto al borrico, me inclino como dice NILDA CONSCIENTEMENTE y VIGILANTE por prestarle -que no darle- mi voto a Frei por 24 horas, sabiendo de antemano que –si después le dejamos hacer- puede caer y caerá rendido a los pies de Bush-Obama y &, los del Imperio. No me es nada grato ni fácil decir lo que digo, que a muchos, a demasiados, les puede sonar a cualquier cosa, a todo, menos a la coherencia que se espera del poeta comprometido con su tiempo y espacio. Del poeta comprometido se espera que haga siempre lo que siente y le pide realmente el cuerpo en todo momento y circunstancia, pues ¡No!! . Lo siento, el poeta puede ser y de hecho suele ser, el primero en reafirmarse a si mismo haciendo añicos su propia imagen pública al violentar -incomprensiblemente- para la inmensa mayoría y a veces para sí mismo, su propia razón y conciencia para hacer lo que estima una necesidad histórica por encima de su propia libertad.


Nadie me había pedido mi opinión, pero la di y la estoy dando, conscientemente y a expensas de salir tocado. Si yo tuviese, que no tengo voto ni vela en esté velatorio, postergaría mi decisión hasta el último día, la última hora, el último minuto, para terminar dándole mi voto Al BORRICO con mucha angustia del alma y el mayor dolor de mi corazón. Pero sin dudarlo, en última instancia, que al fin y al cabo, un borrico nunca dejará de ser un borrico y siempre será más inofensivo, siempre nos será más fácil de montar y de llevar cogidito de la mano al huerto humano y santo, al fértil campo sindical del Padre Hurtado caminito de Rancagua y del Sur del SUR.

Olivier Herrera Marín
Presidente de la Asociación Internacional de Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía