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viernes, 29 de enero de 2010

Zapatero pretende retrotraer derechos históricos y retrasar la jubilación

Zapatero pretende retrotraer derechos históricos y retrasar la jubilación de nuestros mayores


La decisión gubernamental que en estos días sobrevuela por las incertidumbres debería de hacer recapacitar a sindicatos, trabajadores y sociedad en general. Los operarios de la sociedad productora deben de estar sintiendo el espaldarazo a muchos años de reivindicación sindical, conquista, sacrificio, lucha callejera e incluso pérdidas de libertad, cuando no de vida... Aunque ahora, el sacrificio y el dolo por ampliación laboral pudiera agudizarse, aún más, y recaer sobre la tristeza y la figura de nuestros adorados “abuelos...”

En contrario, un gobierno socialista que honra su nombre con las siglas “de partido obrero” y multiplica la penalidad de la clase trabajadora que más ha sufrido en el marco laboral, “deshonra su propio nombre”. Y no es para menos: un país que se precie a sí mismo debería de agradecer y preservar el esfuerzo de nuestros mayores; así como los muchos años que han dedicado al sacrificio y al sudor propio, en beneficio de la confortabilidad ajena y del propio bienestar del conjunto de la sociedad...

Zapatero desmorona e intenta retrotraer, una vez más, el sacrificio de la propia sociedad adulta, así como la honorabilidad de su lucha sindical y de clases, por el retroceso del bienestar de obreros en avanzada edad. Un presidente que levanta el clavel en nombre del logotipo de obrero e intenta incorporar trabas descomunales al descanso de tantos luchadores, desmerece denominación de partido obrero y social.

Somos nosotros, hombres y mujeres: trabajadores españoles de varios ramos, los que deberíamos sentir pesadumbre, luto y mortaja anticipada, e impuesta, no preconcebida, por el retrotraer de los derechos tan fundamentales como pudieran ser los del merecido descanso de la jubilación, por penuria de extensión a permanencia laboral de dos años más que a esa edad multiplica la penalidad y el esfuerzo.

El futuro del trabajador español, ya vetado a los 40-50 para acceder a un puesto de trabajo, se vería considerablemente mermado en disfrute, seguridad personal, bienestar, e incluso en la propia dignidad familiar, económica y de salubridad. En consecuencia, la permanencia de dos años a que se vería obligado a proseguir en el marco laboral, alejado de la protección social de una sociedad moderna, iría muy en contra del descanso que merece por la edad. Hasta que a él, al anciano y su garrota, le llegara la jubilación, si antes no ha dado la vida en un traspié de andamio, de corte por descuido o por vuelco de máquina… Nuestros ancianos pasarían más tormento en penalidad obrera, por la propia imposición retroactiva de una sociedad que presuntamente, y sin presunciones, a ellos habría de proteger con dignas prestaciones sociales. Una sociedad agradecida debería cubrirles con el manto de la protección, en vez de imposibilitarles el bienestar bajo castigo de jubilación alargada: de los sesenta y cinco a los sesenta y siete años...

Los puestos de trabajo son variopintos en esfuerzo y peligrosidad; y no es lo mismo trabajar en la oficina que en el campo, en la obra o el sector industrial. Por tanto, que un gobierno de derechas, ajeno al trasiego laboral, presuntamente próximo al capital conservador y alejado del sinsabor de la necesidad obrera, implantara permanencia laboral, casi podría entenderse... Pero que sea un gobierno social quien intente imponer permanencia laboral a un anciano casi con cayado, con mermas de movilidad y de reflejos y con pocas garantías de seguridad laboral da bastante que pensar…

Desde que Zapatero alcanzara el poder social en 2004, aquí, en España, ronda algo por el ambiente-socio-político-laboral que falla, en el seno del gobierno y en la propia sociedad. Que un gobierno de derechas, repito, intentara retrotraer conquistas reivindicadas y conseguidas por los propios trabajadores, pudiera entenderse, pero que sea un gobierno social, quien además se congratula de representar al trabajador, quien le excluya derechos y retrotraiga conquistas…

Ello debería preocupar, y muy mucho, a sindicatos y trabajadores; y a la sociedad laboral en general. ¿Cuál será el próximo paso retroactivo de Zapatero? ¿Será mermar la tan ansiada y perseguida reivindicación sindical para rebajar el horario laboral de 40 a 35 horas? ¿Pudiera ser que Zapatero, en contra de la propia reivindicación sindical, planteara la ampliación de jornada laboral de 40 a 45 horas semanales...?

Por Agustín Conchilla

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