Seguir a este pintor en su nueva página http://palmeral2.blogspot.com.es/

martes, 21 de diciembre de 2010

El rayo inagotable (Miguel Hernández)

EL RAYO INAGOTABLE
Por Ramón Fernández Palmeral


NOTAS PRELIMINARES
El año pasado (2004) publiqué mi libro ilustrado Simbología Secreta de
“El rayo que no cesa” de Miguel Hernández (Palmeral, Alicante,) en el que
expuse mi parecer y lo que me sugerían los poemas y sonetos de este libro
de amor y desamor de un poeta que sufre los dardos del destino y los rayos
inagotables de la pasión hernandiana o miguelhernandina como se solía
decir antes.
La simbología del El rayo que no cesa, inagotable o incesante como dijo
Francisco Esteve para el prólogo de mi libro, ya anotado, se resumen a los
tres primeros poemas que en su día los creí analizados, sin embargo, con el
tiempo he llegado a descubrir que este rayo incesante, inagotable de
inspiración encierra otros secretos que he ido descubriendo con el tiempo,
meditaciones que voy a compartir en alta voz con el lector. Ocho veces se
repetirá la palabra rayo en el libro de Miguel, desaparece entre el soneto 20
al 29, lo cual avala mi teoría de que el nombre del libro se debe a los tres
primeros sonetos, y luego más tarde se alude al rayo como elemento
ornamental de los sonetos. La inagotable fuerza del rayo.
En síntesis, en el corazón del poeta habita un rayo amoroso, un rayo
que a la vez le puede destruir, un rayo/amoroso que no puede controlar,
que le paraliza, acapara y le doblega. Las tres primeras composiciones
tienen continuidad en la concepción o construcción del edificio poético. En
realidad El rayo que no cesa significa El amor que no cesa.
El rayo atmosférico fecunda la tierra, para el poeta es un elemento de
fornicación entre el cielo y la tierra, por la imagen entre condón umbilical
entre los dos elementos, y además, luego la lluvia mojará la tierra y la
fecundará. Por ello el poeta lo toma como símbolo de amor tortuoso, y el
rayo que hay dentro de él mismo que le atormenta.

EPÍTOME DE lOS TRES PRIMEROS POEMAS
1.- Un carnívoro cuchillo
En la primera estrofa nos hallamos con el rayo metamorfoseado en
cuchillo ante una animación de lo inerte: un carnívoro cuchillo..., un cuchillo
que, a pesar de su apariencia mansa de ala dulce, es un traidor y asesino
rayo homicida, que no es otro cuchillo sino el del peligroso amor. La
relación de semejanza entre rayo y cuchillo se realiza a través del enlace
mineral: rayo de metal crispado. El rayo puede volar y tiene un brillo, y le
persigue, y le rodea alrededor de mi vida. Desde el principio, el poeta nos
anuncia un evidente peligro por culpa de un amor peligroso, tiene parangón
con la intriga en las novelas policíacas, ¿qué va a pasar? Nos advierte de
los peligros del amor como un rayo que anida en su costado, en su corazón.
Es un rayo que habita en su corazón, como lo repetirá en el primer soneto

«¿No cesará este rayo que me habita…», y lo reafirma con otra metáfora
de este rayo-amor en el soneto segundo «Guiando un tribunal de
tiburones…» cuando nos dice en el mío has entrado, y en él pones/ una red
de raíces irritadas (vv.5-6). Evidentemente, lo que nos dice el poeta es que
este rayo, como guadañas eclipsadas, furiososo como guiando un tribunal
de tiburones, preciosa imagen de furia, en el mi corazón has entrado, por
eso en la estrofa primera le pide al rayo que salga de su corzaón.
Para la segunda estrofa el rayo eléctrico, como ya se ha dicho, se
funde en rayo de metal crispado, es decir, forjado en la energía de un
cuchillo y con su agudo punta picotea como el pico de un pájaro carpintero,
y en mi costado y hace en él un triste nido, el nido significa la herida, la
señal de la puñalada homicida, el rayo del amor. Y en fulgentemente caído,
(podría haber ido entre comas de inciso), quedaría más comprensible [Rayo
de metal crispado,/ fulgentemente caído,].
Para la tercera estrofa: Descripción de su cabeza y de su corazón. Mi
sien, florido balcón, significa que su cabeza, durante su juventud fue un
florido balcón de memorias y añoranzas, ahora está negra, oscura, confusa.
Seguidamente refuerza corazón dos veces, porque interiormente se ha
vuelto juicioso y débil, lo define con el apelativo de con canas. El poeta
tiene un corazón viejo a pesar de su juventud física.
Para la cuarta estrofa: Tal es la mala virtud del rayo... Y me pregunto
¿qué mala virtud puede tener un rayo? El rayo posee la velocidad de la luz,
inmediatez y este exiguo espacio de tiempo es su mala virtud, puesto que
Óleo de Ramón Fernández
3
en la metáfora del siguiente verso voy a mi juventud como la luna a la
aldea, nos da la solución, el poeta compara la velocidad con el vigor
fecundador del rayo (él mismo), y con el vigor sexual de su juventud que no
parece metal crispado.
Para la quinta estrofa nos hallamos ante una mineralización de lo
humano: sal del alma y sal del ojo, alma mineral, sal del ojo, las lágrimas
convertidas en sal. Y flores de telarañas..., no he llegado a averiguar qué
significa, porque me supera, pienso en los barcos de sal de Torrevieja, una
hipótesis podría significar, deshecho el hipérbaton, que con sus tristeza
recoge flores marchitas (de telarañas), de mi juventud (de mis edades
tempranas del verso 10)- por culpa de mi tristeza.
Para la sexta estrofa tenemos dos versos independientes. En el primero
se pregunta: ¿Adónde iré que no vaya / mi perdición a buscar? Su
perdición es ir a buscar a su amada con el celo hipnotizado de un
enamorado, quien, repetidas vece le rechaza, y este rechazo significa su
perdición espiritual. Y más o menos significa: ¿Adónde iré...? si no es
contigo. En el segundo verso el rayo atmosférico, con el verso tu destino es
la playa, se refiere a los rayos que caen del cielo al mar y no fecundan la
tierra. El agua de lluvia despierta a la tierra y a los seres que larvados viven
en ella. En el verso y mi vocación del mar, se refiere al mar como origen
de la vida, de fecundación, nos lo explicará en el soneto 22.
La séptima estrofa se refiere al descanso del guerrero/amante, quiere
descansar de los excesos de la labor de amante, esta labor de huracán, el
ejercicio del amor llega a extenuarle, por ello hace el inciso de: amor o
infierno, ya que el sexo, y no el amor, puede convertirse en un infierno.
Quiere descansar, tanto le exige la amada, amorosa fiera hambrienta
(Verso 9 del soneto 28). «Ya puedes, amorosa fiera hambrienta...» que
descansar no es posible, y por eso, el dolor de no complacerla será para él a
mi pesar [o penar] eterno. El verso quedaría más expresivo si convertimos
el adjetivo posesivo (mi) en pronombre personal (mí) más una coma, y
sustituir pesar por penar: [y el dolor me hará a mí, penar eterno.] Ya
Cossío hizo una corrección de una coma [me hará, a mi pesar eterno],
según Agustín Sánchez Vidal (1976,146). Pero respetemos la decisión del
autor.
Para la octava estrofa: Nos dice que al fin podré vencerte, es decir,
podrá vencer al rayo veloz, inmediato que le hiere por su mala virtud. Esta
aseveración se reafirma con ave y rayo secular (seglar, clérigo), puesto que
las aves como los rayos bajan de los cielos con fulgente velocidad. Se
completa la estrofa con que la muerte es segura en él, de hecho el poeta
murió a los 31 años de edad, (bostezo breve: Francisco Brines). Termina
reconociendo que de la muerte no duda, sabe que morirá, como si
presagiara su muerte próxima y cercana.
Para la novena estrofa nos dice que el rayo/cuchillo seguirá volando e
hiriéndole. Para una más eficaz comprensión he quitado las comas del
segundo: sigue, y se leerá: [sigue, pues sigue cuchillo, volando,
hiriendo...]. Y acaba con la sentencia de que algún día /se pondrá el tiempo,
los años, acabarán dejando color sepia sobre mi fotografía. Es decir, algún
día los años acabarán con mi vitalidad.

2.- ¿No cesará este rayo...
En este soneto vemos una explosión de vitalidad, pura arquitectura
verbal y formas plásticas que enaltecen los sentimiento hasta cotas jamás
alcanzadas por el don concedido a los poetas auténticos como es el caso de
Miguel, tocado por la gracia. El poeta reconoce que el rayo del amor
imposible vive dentro de él y se hace una pregunta: ¿No cesará este rayo
que me habita / el corazón...? No sabemos exactamente quién o qué cosa
significa aquí rayo, sin embargo, el rayo habita dentro del poeta, un rayo
habita en mí. Nos parece que el poeta, sumido en un misticismo extra
corporal, casi cósmico, se pregunta o pregunta no se sabe muy bien a
quién, ¿cuándo acabará este dolor de sufrir, este dolor?, que es como
exasperadas fieras y de fraguas coléricas (encendidas, candentes, calientes,
crisol) rígidas hogueras. Comparemos exasperadas fiera con amorosa fiera
hambrienta (v.9, soneto 28), porque el rayo también podría significar
tentaciones de la carne. También pudo escribir: [¿No cesará esta tentación
/ que me habita el corazón?] nos quedaría un verso plano digno de un
poeta mediocre, pero estamos ante Miguel Hernández que nos supera en
imágenes conceptivas y utopías. Un rayo potente, eléctrico, que es tan
fuerte que es capaz de fundir el metal más fresco, o más duro o resistente,
casi mineral, que es lo que significa esta comparación, marchitar es fundir,
se pregunta cuándo cesará este rayo, que le está convirtiendo en una
exasperada fiera.
En segunda cuarteta de «Un carnívoro cuchillo...», ya dice rayo de metal
crispado. Alusión a cuchillo como rayo.
5
El segundo cuarteto es una aliteración, una repetición de reafirmación
del anterior, se vuelve a preguntar cuándo cesará este rayo pero toma la
forma alargada y de las cabelleras de las estalactitas, de las espadas que
van hacia su corazón de toro (mugir es le lamento propio de los vacunos).
Este soneto se lo llevó Miguel a María Cegarra a Cartagena entre el 26 y 27
de agosto de 1935, se lo dedicó «…con todo el fervor de Miguel», con la
conodica historia del clavel.
En el primer terceto nos lo explica, que este rayo no se agota porque
procede de él mismo de mí mismo tomó su procedencia, por ello no se
agota porque su dolor lo produce él mismo, el rayo como círculo fulgente de
un poeta neo-áureo, cuando acaba el dolor acaba la vida, porque para él la
vida es vivir en carne viva bajo los anhelos del amor. Es tan grande como
su propio dolor y le atormenta y sobre él mismo su rayo ejercita sus furores
de autodestrucción. Por esto en el soneto 4, dirá se volvió el poroso y
áureo pecho /una picuda y deslumbrante (rayo) pena.
El segundo terceto: esta obstinada piedra..., es su corazón
materializado en piedra, bronco, metal, porque brota de él mismo, de
dentro de él, y sobre el corazón se dirigen los lluviosos rayos destructores,
desde el cielo, desde donde proceden los rayos atmosféricos, la lluvia o
desde las tentaciones peligrosas sobre su corazón ya de piedra. Veamos
Lluviosas soledades del soneto 27, O Lluviosas alas, en el soneto “Nubes y
arcángeles”, del primitivo “Silbo”.
La ilustración condensa esta idea, los rayos se dirigen hacia el corazón,
lo rodean y le quieren herir. Dedicado a Francisco Esteve por su prólogo.
3.- Guiando un tribunal de tiburones...
Con este soneto se cierra el ciclo del amor comom un rayo, y que dará
origenm al tirulo del poemario, el rayo que no cesa es el amor que no cesa
en el poeta.
El primer verso del primer cuarteto Guiando un tribunal de tiburones es
una metáfora de la furia de un rayo, este rayo feroz es guía de tiburones,
que gracias a la capacidad asociativa de los conceptos, nos lleva a intuir un
universo significativo que nos evoca intencionalidad de un lenguaje trágico:
tribunal de tiburones, como elementos de fieras terroríficos, no son unos
tiburones cualesquiera son titubones con poder, tribunal=jueces,
examinadores, poderosos, y nos hace un símil como con dos guadañas
eclipsadas,/ añade elementos cósmicos como un eclipse, con dos cejas
tiznadas y cortadas / de tiznar y cortar los corazones, dos guadañas
arqueadas como cejas, cortantes. Esvidentemente, si en «Un carnivoro
cuchillo…» el amor-rayo es ave que vuela, huracán amor o infierno, luego
en el segundo soneto este amor-rayo es candente como en el crisol de una
fragua, aquí pasa a ser guadañas eclipsadas.
Como un poeta del barroco trata de enfrentar lo real y la aparente,
romper los equilibrios, buscando el dinamismo por contrate y nos hace
reflexionar y buscar el símil en que una guadaña de rayos solares secciona
el recuerdo de su amada tierra, y esa guadaña tiznada, es la pena negra, la
de tiznar los corazones. Nos sugiere que su corazón está cortado por la
guadaña de la distancia de sus amores, tiznada de segar la lánguida hierba
6
del olvido como una pena negra-tiznada. Nos rememora que las cejas
tienen la misma forma arqueada que las guadañas de segar la lánguida
hierba de los prados o en la huerta. Significa: guiando un rayo has entrado
con mi corazón
Por ello escribe en el mío has entrado y en él pones / una red de raíces
irritadas. Quien ha entrado es el rayo en su corazón, y ha puesto estas
raíces irritadas en forma de red, son los rayos lluviosos en forma de raíces
furiosas, luminosas, zigzagueantes, raíces-rayos-irritados-relámpagos. Red
de raíces, una red dura y resistente, insuperables, amordazante, red brutal
que acapara, paraliza el territorio de las pasiones, que le han atrapado el
corazón amoroso, y me has hecho un corderito o un perro sumiso como un
girasol-perro, pero corderito ni perro son poéticos y nos da cuatro
definiciones de este corderito:
1) el sumiso y amarillo del girasol, sumisos al sol, por eso el ojo-sol de la
amada.
2) un terrón para siempre insatisfecho.
3) un pez embotellado es un pez sin libertad.
4) un martillo harto de golpear en la herrería, es decir, un martillo
cansado, agotado.
Nota.-
Pertenence al libro Simbología secreta de “El rayo que no cesa” de Miguel
Hernandez, por Ramón Fernandez Palmeral. Ilustraciones del mismo autor.
Alicante, 15 de abril del 2005

Archivo del blog

Datos personales

Mi foto
Alicante, ALICANTE (ESPAÑA), Spain
Página administrada por el pintor, poeta, escritor y conferenciante Ramón Fernández "PALMERAL".